EL SUEÑO DE LA EDUCACIÓN


Hola de nuevo! 
Hoy vamos a descubrir que ser profesor es ser marinero, implica navegar por muchos barcos y por muchos mares, una trayectoria que no tiene fin.


Hace unos días estaba leyendo un poco y me crucé con este precioso poema de Fermín Gainza: 


He decidido que esta entrada del blog se dedique a reflexionar, a partir del poema, a todo lo precioso que existe tras la figura del maestro.

Este poema de Fermín Gainza describe el proceso de la educación a través de la metáfora de construir un barco. Es una reflexión profunda sobre el esfuerzo, la dedicación y el amor que conlleva el acto de enseñar.

Gainza utiliza una imagen potente y cargada de simbolismo: el barco. Yo interpreto que es para transmitir no solo los aspectos técnicos y rigurosos de la educación, sino también la creatividad, la paciencia y el sueño que deben estar presentes en el proceso de formación de un niño. Al mismo tiempo, invita a reflexionar sobre la relación entre el maestro y el alumno, como un proceso que va mucho más allá de la mera transmisión de conocimiento.

La construcción del barco como metáfora de la educación




En el poema, la imagen del barco nos habla de cómo la educación debe ser vista como un proyecto que requiere tiempo, esfuerzo, precisión y equilibrio. Es decir, habla del barco no como objetivo, sino como puente. Como un medio que llevará la niño a través del mar de la vida y, como tal, necesita estar equilibrado.

De esta manera, el educador debe medir, pesar y equilibrar los diferentes elementos que componen el proceso educativo: esto no solo implica transmitir información, sino también dar forma a los valores, las actitudes y las habilidades del niño. Al igual que un marinero que sabe que cada parte del barco es esencial para su buen funcionamiento, el educador debe cuidar cada aspecto de la educación, desde el conocimiento académico hasta el fomento de la creatividad y la curiosidad. 

El papel del educador

El educador, como el marino, debe ser alguien con una combinación de habilidades y cualidades. Según Gainza, debe tener "un poco de marino, un poco de pirata, un poco de poeta" y, sobre todo, "un kilo y medio de paciencia concentrada". 

La referencia de llevar en el alma un poco de "marino" habla de la necesidad de ser técnico y preciso en la tarea educativa, de tener un conocimiento profundo del proceso que se está llevando a cabo.

 El "pirata", por otro lado, podría sugerir la creatividad, la capacidad de arriesgarse, de explorar nuevas formas de enseñanza que puedan captar la atención y el interés de los estudiantes. 

El "poeta" es quien debe aportar la sensibilidad, el sentido de lo trascendental, la capacidad de inspirar sueños y de ver en cada niño un potencial infinito. 

Y la "paciencia concentrada" es la virtud fundamental del educador, aquella que le permitirá perseverar en su tarea, aun cuando los resultados no sean inmediatos o visibles.

El maestro debe ser una figura multidimensional, capaz de adaptarse a las necesidades de cada estudiante, de guiarlos en sus propios descubrimientos, de impulsarlos a desafiar sus propios límites y, sobre todo, de no rendirse nunca ante las dificultades.

La educación como un sueño

Desde mi punto de vista, este poema también pone de manifiesto la importancia de la esperanza y los sueños en el proceso educativo. Aunque el trabajo de enseñar puede ser arduo y, en ocasiones, frustrante, el maestro encuentra consuelo en soñar: 

Soñar con que el "barco" que está construyendo, es decir, el niño que está formando, llegará lejos. Soñar que este barco llevará consigo las palabras y los conocimientos que el maestro ha sembrado, y que esos conocimientos llegarán a "puertos distantes" e "islas lejanas". Esta visión idealista refleja la convicción de que, aunque los resultados no siempre sean inmediatos o tangibles, el impacto de la educación perdurará, y que formará parte del niño durante toda su vida. ¿No os parece precioso? Dejar huella en la vida de una persona a esas magnitudes, me parece uno de los mayores privilegios que una persona puede tener. 

La enseñanza no es solo una cuestión de impartir lecciones; es un acto de fe en el futuro, una creencia en que los estudiantes llevarán consigo lo aprendido y lo compartirán con otros, incluso cuando el maestro ya no esté presente.




El legado de la educación 

La última parte del poema, que dice que "cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca, en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada", despierta una imagen muy conmovedora: el legado del profesor. 

A pesar de que, en algún momento, la barca del educador se detendrá, el barco que ha construido seguirá navegando, llevando la enseñanza más allá de su propia existencia. Este legado es lo que convierte a la educación en un acto perpetuo. 

Los educadores no solo imparten conocimientos, sino que crean una especie de "cadena de transmisión" que continúa a través de las generaciones. La “bandera enarbolada” es el símbolo de la visión y los valores que el maestro ha dejado, los cuales seguirán vivos, aunque él ya no esté presente físicamente.

Gracias por vuestro tiempo, ¡nos vemos pronto!




Comentarios

  1. Me parece impresionante la similitud que se saca entre un barco y todo lo que lo compone con la educación, especialmente con la tarea del profesor.
    Nunca había pensado en la parte del legado que deja un profesor. Aunque sí que he pensado varias veces en la responsabilidad que tiene un maestro sobre sus alumnos, nunca me había parado a pensar que lo que les vamos a enseñar, cuando seamos profesores, pueda generar una cadena infinita.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares