El lugar que (no) se le da al arte en la educación
Hola de nuevo!
No sé si os he dicho ya que me encanta el arte, me apasiona. Siempre llevo en el bolso o en la mochila mi cuaderno de dibujos y normalmente siempre que salgo de casa, vuelvo a ella con un dibujo nuevo. En la escuela, Plástica era mi asignatura favorita, con muchísima diferencia.
Hace un par de días me acordaba de que, mientras que a mi me encantaba esta asignatura, mis otros compañeros de clase siempre se quejaban de que "era una pérdida de tiempo" y de que "no servía para nada aprender a dibujar". Esto me hizo plantearme varias preguntas: ¿qué papel tiene el arte en la educación?, ¿quizá hoy día se vea desde un enfoque equivocado?.
Me puse a investigar y me pareció muy interesante compartirlo con vosotros. Vamos allá!
El arte es una de las huellas que han formado nuestro mundo y nuestra sociedad desde los primeros días: empezando por los primitivos y pasando por toda la historia, hasta el día de hoy. Desde siempre, se le ha reconocido con un potencial intensamente transformador. Os voy a poner un ejemplo... ¿Conocéis el Guernica de Pablo Picasso? ¡Seguro que sí! Esta obra fue pintada como denuncia directa al bombardeo del pueblo vasco de Guernica durante la Guerra Civil Española. Picasso no quiso solamente retratar el horror y el sufrimiento de las víctimas, sino que también quería que se convirtiera en un símbolo universal contra la guerra y la violencia política. De hecho, Picasso afirmó: "Mi trabajo es un grito de denuncia de la guerra y de los ataques de los enemigos de la República establecida legalmente tras las elecciones del 31 (...). La pintura no está para decorar apartamentos, el arte es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo". En otras palabras, esta obra nació para ser también una herramienta de crítica social y política, con el objetivo de generar conciencia. Muchas veces tendemos a caer en el error de pensar que detrás de una obra de arte, solo hay pintura y un pincel... ¡Pero hay muchísimo más!
Guernica, Pablo Picasso (1937)
Hablar de arte en la escuela parece, a veces, algo que está "de más". Muchas veces se ve como una asignatura de relleno o una excusa para que los niños se relajen y descansen entre ciencias naturales y matemáticas. Pero yo creo que esta mirada es, justamente, parte del problema.
Voy a ir al grano... El arte en las escuelas suele estar tratado como algo "bonito pero inútil", por lo menos desde mi experiencia y lo que veo todos los días. Se valora porque ayuda a la creatividad o para relajar a los chicos. Y a ver, no digo que esté mal, pero sí considero que reducirlo a eso es ignorar toda la fuerza crítica que puede tener el arte. El arte ayuda a comprender la historia... ¡hay tantas cosas que sabemos de nuestra historia gracias a ella! Y ya no solo cuadros, el arte también es la arquitectura, las esculturas, la música... Estamos rodeados de arte.
Pero ya sabéis que eso no está a la orden del día, ¿verdad? No sé si habréis visto un vídeo que lleva viajando por internet un tiempo, del Museo de Louvre llenísimo de gente que solo quiere hacerle una foto a la Monna Lisa y después irse a ver otra cosa. La cantidad de gente que solo va allí a hacer una foto a un par de cuadros que son "famosos" y volver, sin pararse a observar y pensar en lo que tienen enfrente. Personalmente, eso me parece muy triste. Creo que no disfrutar del arte es intentar disfrutar de la vida y quedarse a medias, quedarse en el intento. Es conformarse, y el mundo de hoy necesita gente que no sea conformista y que sea capaz de darle la vuelta al mundo para hacer de él un lugar mejor.
Igual que un buen libro, el arte puede incomodar, hacer pensar, cuestionar lo establecido. Puede ser una herramienta para que los niños expresen lo que sienten y analicen el mundo que los rodea, denuncien injusticias y se posicionen frente a lo que viven día a día. Y he aquí la pregunta del millón: ¿cuántas veces se promueve eso desde la escuela? Me atrevería a decir que muy pocas.
No hay que ser un genio para darse cuenta de que el arte está relegado. Cuando era pequeña, tenía como mucho dos horas de Educación Plástica a la semana, incluso llegué a tener algún profesor en esta asignatura que no tenía una formación específica. Opino firmemente que esto no es casualidad, sino que es parte de una lógica escolar que predomina hoy y que solo privilegia lo medible, lo útil para el mercado laboral, lo que "sirve".
¿Y el arte donde se sitúa dentro de todo esto? El arte sirve para formar personas más críticas, más sensibles, más capaces de ver y transformar su realidad. El problema es que eso, en un sistema educativo tan domesticador, puede ser más un peligro que una virtud.
Un estudio llevado a cabo por Bowen, Greene y Kisida (2014) demostró que los estudiantes que participaron en visitas escolares a museos de arte mostraron mejoras significativas en sus habilidades para reflexionar y analizar sobre obras de arte. Estas experiencias permitieron a los estudiantes desarrollar una comprensión más profunda y matizada, fomentando la capacidad de cuestionar y analizar información de manera crítica. Y me estoy centrando solamente en el pensamiento crítico, pero el arte también aporta a muchos otros ámbitos, como al propio desarrollo cognitivo.
Otro punto que quiero tocar es que el arte a veces también se convierte en obediente. Es decir, muchas veces en las escuelas el arte no es liberador, sino todo lo contrario. Se les pide que reproduzcan, que copien estilos, que no "salgan del molde". Se les evalúa con criterios técnicos como si el arte fuera una competencia deportiva. Lo que podría ser un espacio de exploración y cuestionamiento, se convierte en una asignatura más que enseña a obedecer y no salir de lo establecido. Y eso, francamente, es muy triste.
¿Entonces qué? Hay que cambiar el chip. Hay que dejar de ver el arte como un "relleno" y empezar a entenderlo como uno de los ejes que construyen el pensamiento crítico, e incluso a nosotros mismos. Me explico: el arte en las escuelas tiene que dialogar con lo que pasa fuera de ella: violencia, desigualdad... Hacernos pensar sobre esto para poder tener opinión propia, y todas estas opiniones forman parte de lo que somos.
Eso, por supuesto, implica incomodar. Y ahí está la clave: una pedagogía del arte que no incomoda, que no molesta un poquito, que no interroga, es que no está cumpliendo con su potencial.
No hay que pretender formar artistas, sino personas críticas, empáticas y conscientes. Y eso, en el mundo de hoy, no es poca cosa.
Y ya toca despedirse... Espero que podáis compartir conmigo vuestra opinión sobre esto!
Nos vemos dentro de poco!
- Syafitri, M. (2024). The impact of the arts on children’s cognitive development. Journal of Studies on Art, Culture and Society, 1(2), 56–61
- Gross, K. M., & Coker, E. V. (2024). Supporting inclusivity for students with disabilities: Perspectives from PreK–12 art and design teachers. Studies in Art Education, 65(3), 306–323
- Lukaka, D. (2023). Art education and its impact on creativity and critical thinking skills: A review literature. International Journal of Arts and Humanities, 1(1), 31–39
- Bowen, D. H., Greene, J. P., & Kisida, B. (2014). Learning to think critically: A visual art experiment. Journal of Educational Psychology, 106(3), 812–827
Comentarios
Publicar un comentario